Niños apropiados en la última dictadura cívico militar en la Argentina

de Carolina Pesino

Este artículo aborda el trabajo de búsqueda y restitución que llevan a cabo las abuelas de plaza de mayo para devolver la verdadera identidad a los nietos apropiados y poder restablecer los lazos generacionales y afectivos arrebatados por la dictadura. El caso Clara Anahí

Chicha Mariani con la fotografia di Clara Anahí, sua nipote, prima del sequestro.

Chicha Mariani con la fotografia di Clara Anahí, sua nipote, prima del sequestro.

En el año 1976 se produjo en la Argentina un golpe militar que duró hasta 1983. Durante el transcurso del mismo se llevó a cabo un plan sistemático de desaparición forzada de personas, con cientos de campos de concentración creados por el Estado, donde se ejercía la tortura y el asesinato. Aún hoy continúa sin saberse a ciencia cierta cuál fue el desenlace sufrido por muchos de esos treinta mil desaparecidos.
Se llevó a cabo, además, la apropiación de cientos de niños cuyos padres desaparecieron o murieron a manos de las fuerzas represoras. A esos niños, bebés recién nacidos unos, nacidos en cautiverio de sus madres embarazadas otros, se les privó de su verdadera identidad y filiación.
Fue por estas circunstancias que un grupo de mujeres comenzó a buscar a sus hijos y nietos desaparecidos. Surgen las Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo que se reunían en dicha plaza para reclamar por la aparición con vida de sus hijos/nietos y se identificaban con un pañuelo blanco sobre sus cabezas.
Las Abuelas organizaron una búsqueda que no se remitió solo al reclamo en el ámbito de lo legal, de hecho devastado por el régimen totalitario de la época, sino que, poniendo en riesgo su propia seguridad, crearon modalidades sin precedentes. Se construyeron en una identidad muy específica a partir de la que les había sido arrebatada a sus nietos, y pudieron devolverle a muchos de ellos la saqueada por la dictadura. En este momento, hasta diciembre de 2014 ya llevan encontrados 116 nietos y aún falta encontrar muchos más.
Es así como esta identidad social adquirida les permitió transitar el camino de la restitución de sus nietos y las fue posicionando en la historia de manera privilegiada, sentando precedentes en la preservación de lo que constituyen los derechos humanos, los derechos del niño, a la identidad y a la filiación.
Su peregrinar por el mundo buscando apoyo y maneras de encontrar a sus nietos, las llevó a querer saber si existía algún método específico para determinar la filiación de un niño en ausencia de sus padres. Finalmente, lograron encontrar en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia de Washington, la posibilidad de realizar esos estudios. Gracias a ellos se encontró un método que permite llegar a un porcentaje del 99,9% de probabilidad mediante análisis específicos de sangre. El resultado de ese estudio se llama “Índice de Abuelidad” en referencia a ese pedido y dio pie a la creación en el año 1985 el Banco de Datos Genéticos.
Hoy en día hay nietos que, por propia iniciativa, llevaron a cabo este estudio y pudieron reencontrarse con su verdadera familia. Son ellos, hombres adultos ya, los que buscan su identidad, logrando el encuentro a través del estudio certero de la genética.
Se abre de esta manera, de forma legal, la posibilidad de articular la genética con la legalidad social y las funciones de identidad e identificación para determinar la certeza de filiación de estos niños y de otros casos en que se necesite establecerla. Las Abuelas son un ejemplo claro de cómo los ciudadanos legos pueden involucrar a los científicos en la lucha por los derechos humanos abriendo caminos no previstos en las investigaciones.

El Caso de Clara Anahí
Falta encontrar aún muchos nietos. La búsqueda no es solo la realizada en el campo legal, jurídico y científico, se llevan a cabo también actos simbólicos que dan lugar al compromiso de la sociedad en esa búsqueda como creaciones artísticas, musicales, teatrales, cinematográficas, etc. que perpetúan la memoria y la búsqueda hasta encontrar el último nieto al que se le arrebató la identidad.
Una de las manifestaciones de la que daré testimonio a modo de ejemplo es la de Clara Anahí Mariani, nieta de María Isabel Chorobik de Mariani, “Chicha”, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. La niña nació el 12 de agosto de 1976 y fue secuestrada el 24 de noviembre del mismo año cuando tenía solo tres meses de edad. En el mismo acto de secuestro asesinan a su madre Diana Terruggi. Su padre, ausente en ese momento, muere unos meses después en un enfrentamiento con las fuerzas represoras.

La Búsqueda
A partir de la desaparición de Clara Anahí, se lleva a cabo todos los años una ceremonia que consiste en una suelta de globos, con tantos globos como años de vida cumple la apropiada que aún permanece en cautiverio. Cada globo lleva consigo una foto de la beba, su nombre y fecha de nacimiento. El acto se realiza, la mayoría de las veces, en la misma casa de la calle 30 de la ciudad de La Plata donde desapareció la beba (hoy declarado “Sitio de la Memoria del Terrorismo de Estado”), tiene como objetivo que se sepa que aún la siguen buscando y realizar también un llamado a quienes tengan algún dato sobre Clara Anahí. Concurren al mismo: abuelas, familiares, vecinos, público en general, ONG, miembros gubernamentales y todo aquel que quiera apoyar la causa de la búsqueda de niños apropiados durante la dictadura.

El Análisis
La perseverancia de quien necesita sostenerse en ese evento simbólico durante todos estos años, no es el de querer perpetuarse en la pérdida traumática y arrojarse al vacío de la misma, sino poder sostener en ese acto una de las condiciones humanas más representativas de nuestra especie como lo es la historia de filiación, en un acto de creación simbólico y singular.
La identidad además, excede el campo de la subjetividad para ubicarse dentro de los valores sociales que detenta la pertenencia a la raza humana.
En este caso, Abuelas, constituye el lazo genealógico y el deseo irrenunciable de sus verdaderos padres. La mentira y el ocultamiento de los apropiadores bajo una identidad falsa, suspende las categorías que originariamente corresponden al sujeto.
La filiación nos da un lugar singular en esa estirpe humana irreductible. Ninguna sociedad se constituye sin identidad. Ningún sujeto sin ella.
Los globos son portadores de un deseo, de una esperanza, de una búsqueda de justicia allí donde esta fue arrebatada. Son por y para alguien, tienen identidad, se los reconoce en ese acto
La identidad “Abuela” excede así la singularidad de quien busca a “su” nieta y se convierte en la identidad de una sociedad.
El concepto de identidad es un claro ejemplo de ensamble entre lo subjetivo y lo social. No es solo un nombre, es una familia, las costumbres. Toda instancia psíquica yoica busca construir una identidad a partir del cuerpo propio, de la historia autobiográfica y/o memoria individual y colectiva, es por lo tanto una construcción bio-psicológica e histórico social el que da lugar a la singularidad.
Lo que las Abuelas detentan es la continuidad de los eslabones generacionales, aquellas que pudieron encontrar a sus nietos siguen buscando el de las otras abuelas que aún faltan hallar. No es solo “su” nieto/a, es un valor humano. Si hay abuelas es porque hay continuidad generacional, hay nietos, hay filiación, hay nombres, hay identidad.

Conclusión
Son innegables las devastadoras consecuencias que a lo largo de la historia de la humanidad han provocado las guerras, los genocidios, terrorismos, golpes de estado y las secuelas producidas en el orden de la subjetividad por aquellos que las padecieron y las generaciones que los continuaron.
En el caso presentado de Clara Anahí Mariani, vemos, a través de la historia de apropiación de niños durante la última dictadura militar en Argentina, cuál es otra posibilidad de tramitar una historia del horror y cómo cada persona singular se inscribe en el abanico de estas catástrofes sociales.
Sabemos de niños desaparecidos pero también sabemos que la historia no desaparece, queda impresa y se transmite. Si no se logra inscribirla en la historia, queda perpetuada en el desmoronamiento de toda referencia simbólica.
El acto simbólico de la suelta de globos que Chicha Mariani pone en juego, permite evitar ese desmoronamiento y es la forma que encuentra de evitar el olvido y de inscribir la memoria, construyendo una historia en ese acto y sosteniendo un vínculo con la propia singularidad.

A continuación, invitamos a ver un video con la entrevista hecha por la autora a Chicha Mariani. http://youtu.be/gq8Kg7U5yx8

de Carolina Pesino
Licenciada en Psicología Universidad de Buenos Aires, Argentina. Psicoanalista. Docente de las cátedras: Psicología UBA Ética y Derechos Humanos Cátedra l , Carrera de Psicología UBA.
Investigadora de UBACyT. Autora de diversos artículos para congresos y revistas científicas internacionales. Acompañante de testigos en los juicios de lesa humanidad a los represores de la última dictadura militar en la Argentina. Terapeuta de víctimas de la dictadura militar en el CODESEDH (Comité para la Defensa de la Salud, la Ética Profesional y los Derechos Humanos)
Docente y supervisora de psicoanalistas en formación del Centro 2 (Centro de atención y formación psicoanalítica).

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