La trata de personas, explotacion de la esperanza

Cuando llegué por la primera vez al aeropuerto de Buenos Aires me impresionaron las fotos de niños y niñas, adolescentes, hombres y mujeres que estaban expuestos en tableros o pasaban en los videos.

Imágenes similares se ven en todos los aeropuertos de las ciudades argentinas o en las fronteras. Quiénes eran lo descubrí mas tarde. Pertenecían a la cantidad de personas que cada día desaparecen y que rara vez  se encuentran. De muchas de ellos no hay fotos ni se conocen los nombres. Son las víctimas de la trata destinadas al mercado del sexo o del trabajo esclavo en todo el país o, muchas veces, más allá de las fronteras.

No se entiende cómo puede pasar con los niños porque las leyes que los protegen son muy rigurosas. El menor no puede viajar solo, ni al entrar ni al salir: sólo puede hacerlo con ambos padres o acompañado por uno de los dos que tenga una autorización del otro emitida por un escribano.

Todavía siguen desapareciendo, cada día, con la complicidad de funcionarios corruptos o cruzando fronteras desprotegidas o que casi no existen sobre todo en el norte, en el límite con Bolivia y Paraguay.

Hay una red criminal muy bien organizada que garantiza el secuestro y el reclutamiento, el transporte y la venta de las personas.

Reclutamiento

No todas las víctimas son pobres, pero es verdad que la mayoría pertenecen a  comunidades más  desfavorecidas, de pocos recursos económicos y que no tienen acceso a la educación, a la cultura, a la salud, a la vivienda, a la justicia; personas que no tienen acceso a los derechos básicos en cuanto pobres,  habitantes en zonas aisladas sin acceso a los recursos naturales y económicos, migrantes, minorías étnicas, lingüísticas, sexuales, objeto de discriminación. Tal es el caso de los transexuales, los travestis, los trangéneros que padecen falta de inclusión social y laboral.

O como los migrantes, sin redes sociales ni comunitarias de apoyo,  en situaciones de aislamiento afectivo, económico, cultural y, muchas veces, lingüístico, escaso conocimiento de los códigos locales, de las leyes y de las instituciones.

El reclutamiento, a menudo, aparece como falsa oferta de trabajo, por teléfono o por un mediador. Luego, las víctimas son distribuidas en prostíbulos para el mercado del sexo, o en casas para trabajo doméstico o en la industria textil, fábricas de ladrillos, empresas agrícolas o plantaciones para la explotación laboral, entre otras.

Las  provincias argentinas donde se reclutan más mujeres son: Entre Ríos, Misiones, Corrientes, Chaco, Santa Fe  y Tucumán.  Los destinos más frecuentes son Buenos Aires y Córdoba, La Pampa, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Existen también conexiones con las redes internacionales, principalmente  con España.

Mercado del sexo

Frecuentemente, las víctimas son secuestradas en la calle, drogadas y transportadas a lugares donde son violadas reiteradamente y después destinadas a la explotación sexual. En la mayoría de los casos son reclutadas con falsas promesas de trabajo, privadas de su identidad y de sus documentos, con la atribución de un nombre falso; aisladas o dejadas en lugares distantes de los de origen; aturdidas con drogas y alcohol para mantenerlas en un estado de dependencia; vigiladas constantemente, faltas de dinero, amenazadas de muerte ellas mismas y sus familiares.

Las víctimas destinadas al mercado del sexo (prostitución, pornografía, turismo sexual) son llevadas a prostíbulos, a veces pasando las fronteras, o en bares o en los Karaokes bolivianos, en realidad burdeles enmascarados de whiskerías. Viven en condiciones miserables, sin ninguna libertad de movimiento, sin poder contactar las familias, aisladas también entre ellas para evitar coaliciones.

El sueldo es casi totalmente retenido bajo el pretexto de rembolso de las expensas de mantenimiento o por multas.

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Trabajo esclavo

Los destinos principales para la trata de personas son las industrias textiles, las plantaciones y empresas  agrícolas, los trabajos domésticos.

En cada caso, los trabajadores son engañados con promesas de trabajo bien remunerado, vivienda y garantías sociales con la posibilidad de juntarse otra vez con su familia.

Nada de todo eso se cumple. Los trabajadores viven y duermen en condiciones miserables, malnutridos, sin asistencia sanitaria y con ropas inadecuadas para esas labores; trabajan desde las nueve hasta once de la noche de cada día; aislados en lugares alejados hasta  doscientos kilómetros  del pueblo más cercano. Las comidas, los cigarrillos y las tarjetas telefónicas son descontadas del sueldo y valen el doble de su precio normal; puede acontecer, además que los fumiguen con químicos mientras  están trabajando en los campos.

Además de todo lo expuesto,  las empleadas domésticas son abusadas y maltratadas: duermen en cuartos sucios y apestosos; no tienen horario de trabajo ni días de descanso, su sueldo es en la casi totalidad confiscado por expensas de mantenimiento, devolución de los gastos de viaje y adelantos; son forzadas a trabajar bajo amenazas y castigos.

Legislación

Por mucho tiempo la falta de continuidad en las políticas públicas, unida a la aceptación social de estos delitos, normalmente considerados como “ejercicio de la prostitución” en los casos de explotación sexual,  o como “trabajo precario” para la explotación laboral (servidumbre y trabajo esclavo inclusive), facilitaron el aumento de la trata de personas.

En 2007 fue aprobado el Decreto n° 1281 que en 2008 se  convertirá en la Ley n° 26.364 por la PREVENCION y SANCION DE LA TRATA DE PERSONAS y ASISTENCIA A SUS VICTIMAS.  Con esta ley se aplican las Convenciones Internacionales ya ratificadas por la República Argentina y se inicia un proceso de mayor compromiso contra la erradicación de la trata, enfatizando la asistencia a los derechos de las víctimas y la diferenciación entre menores y adultos.

En 2012 la ley n° 26.842 constituye una ampliación de la anterior, eliminando las atenuantes por consentimiento de las víctimas y extendiendo sus derechos como plena asistencia legal, jurídica y sicológica, mantenimiento en fase procesual y capacitación laboral.

A partir de julio 2011 para denunciar los casos de trata funciona el número  telefónico gratuito 145, activo todo el año, 24 horas al día, dependiente de  la Oficina de Rescate  y Acompañamiento a las Personas  Damnificadas por el Delito de Trata.

Esta línea sirve también para denunciar a medios y portales de Internet que publiciten la oferta sexual.  Es una línea directa y la denuncia puede realizarse de forma anónima. También se puede denunciar a través de Internet en el portal http://www.ratt.org.ar/ de la Red Nacional Alto al Tráfico, la Trata y a la Explotación Sexual Comercial, de Niños Niñas y Adolescentes. O directamente en el Ministerio de Justicia de la Nación.

El Índice Global de Esclavitud de 2013 (Gloval Slavery Índice 2013) producido por la ONG Walk Free Foundation  que mide 162 países posicionándolos en un rango según su población, reveló que Argentina ocupa el puesto 122 con una población de 41 086 927 habitantes y 35 368 trabajadores esclavos en el país, siendo uno de los primeros en la lista India con 1 236 686 732 habitantes y 13 956 010 de esclavos. Se estima que en el mundo las víctimas  de trata son  29,8 millones. El índice, también destaca las políticas gubernamentales argentinas para combatir la trata. “Las mejores políticas en contra de la esclavitud se tienen en Estados Unidos, Canadá, Nicaragua, Argentina y Brasil“, dice el documento.

Conclusión

Mejorar las leyes, capacitar las fuerzas policiales para luchar contra el crimen organizado, castigar a los implicados y corruptos constituyen medidas importantes. Sin embargo, quedan insuficientes en un panorama donde todavía está bien enraizada la cultura patriarcal que considera a las mujeres “objetos” e a los clientes “viriles” (machos), donde muchos no tienen todavía acceso a los derechos fundamentales, donde las diferencias sociales e económicas, la inestabilidad,  la inflación y la falta de trabajo  atenazan el país.

Anna Fresu

È regista, autrice, attrice di teatro, traduttrice e studiosa di letterature africane. È nata a La Maddalena, in Sardegna. Si è trasferita a Roma nel 1964 dove si è diplomata al Liceo Linguistico e laureata in Lettere e Filosofia presso l’Università La Sapienza. Ha seguito numerosi corsi di teatro, tra cui il Teatro Studio, partecipando alla creazione del teatro Spaziozero e collaborando con vari registi e musicisti. È presidente delle associazioni culturali “Il Cerchio dell’Incontro” che promuove l’educazione alla pace e allo sviluppo attraverso laboratori e spettacoli teatrali e per il quale ha scritto e diretto numerosi spettacoli che hanno partecipato a festival e rassegne teatrali in diverse città italiane, e, fino al 2016, di “Scritti d’Africa” che promuove la conoscenza delle letterature africane e della migrazione. Nel 1975 ha lavorato in Portogallo come mediatrice culturale. Dal 1977 al 1988 ha vissuto in Mozambico dove ha insegnato e diretto la Scuola Nazionale di Teatro, realizzando molti spettacoli. Ha creato e diretto, col regista e giornalista Mendes de Oliveira, il “Dipartimento di Cinema per l’infanzia e la gioventù” realizzando diversi film che hanno ottenuto riconoscimenti internazionali. Dal 2009 vive a Mendoza, in Argentina, dove fino al 2015 è stata docente di Lingua e Cultura Italiana presso la Società Dante Alighieri e l’Università di Mendoza e ha partecipato a diversi congressi con conferenze sulla letteratura italiana. Ha scritto e diretto e interpretato diversi spettacoli teatrali (in italiano, in spagnolo e in portoghese). Alcune sue poesie e racconti sono presenti in diverse antologie. Nel 2013, ha pubblicato il libro di racconti “Sguardi altrove” Vertigo Edizioni, Roma. Collabora con diverse riviste on-line e blog. 

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